TOXINA BOTULÍNICA O BOTOX
El tratamiento con botox consiste en la infiltración de una toxina biológica, la toxina botulínica tipo A, para el tratamiento estético de las arrugas faciales debidas a la expresión de la musculatura facial. Actúa interfiriendo en la comunicación entre los nervios y los músculos en el área afectada (placa motora), produciendo relajación del músculo, lo que provoca aplanamiento de los surcos y líneas de expresión.
Se trata de una intervención sencilla, mediante la inyección a muy bajas dosis y de manera superficial de la toxina botulínica, que consigue eliminar las patas de gallo, las arrugas de la frente y el entrecejo y elevar las cejas ligeramente, proporcionando de este modo un aspecto más joven al rostro.
No necesita anestesia y se realiza en 15-20 minutos, dependiendo del área a tratar, por lo que el paciente reanuda sus actividades inmediatamente. Los resultados son definitivos a los 15 días, no obstante, requiere de pequeños retoques con el tiempo para lograr los resultados deseados y para poder mantenerlos. Puede utilizarse como tratamiento único en personas jóvenes con arrugas incipientes o en personas de edad combinado con otras terapias.
Puesto que se trata de una intervención sencilla y habitual, no entraña muchas complicaciones, aunque algunas pueden ser derivadas de la punción o de la migración de la toxina, las cuales serán explicadas y detalladas por el cirujano.